Jairo García, cantor, tallista y decorador de frutas | Noticias de Norte de Santander, Colombia y el mundo

2021-11-22 13:16:37 By : Ms. Aileen Dang

Prueba un mes de toda la información de Cúcuta, Norte de Santander, Colombia y el mundo por solo $ 12,999.

El arte corre por sus venas y lo expresa de cualquier forma. Jairo García Galván solo necesita mirar o escuchar para inspirarse. Esto ha sucedido con la música y con el oficio de tallar piedras y madera. No ha estudiado en academias, pero la experiencia le ha levantado callos en las manos y ha afinado la garganta para interpretar vallenatos, rancheras y música llanera.

Este hijo de La Playa de Belén, esa pequeña copa de plata que ostenta el título de Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional, Monumento Nacional de Colombia desde 2005, llegó a los trece años a Cúcuta, acompañado de sus padres y once hermanos. Aquí caminó por las calles vendiendo mercadería hasta convertirse en un hombre polivalente que agudiza sus oídos y ojos para aprender como una esponja.

'Pasó al otro lado' cuando tenía 19 años y en San Cristóbal se enamoró de la magia del arpa, de la música llanera, escuchándola en la radio y en los negocios y llegó a interpretarla como su ídolo. Reynaldo Armas, a quien imitó en el reality de Caracol 'Yo me llamo' en 2013, pero en ese momento Jairo Martínez y Luz Amparo Álvarez no dijeron que sí.

Sin embargo, insistió en 2014, pero no pasó todos los filtros. En 2018 estuvo cerca de convencer al jurado. Este año no se enteró de las llamadas, pero aún persiste en seguir emulándolo.

En Venezuela cantó en muchos staderos y realizó giras por oriente como artista. Fue una faceta exitosa que recuerda con cariño.

García Galván se había entrenado la garganta con vallenatos en Colombia e interpretado canciones del repertorio de juglares tradicionales. También se midieron rancheras y por simple placer se entretuvieron los restaurantes de Cúcuta y Los Patios. Sin embargo, la música de Llanera lo envolvió de tal manera que grabó un disco con varios temas propios y de otros intérpretes.

Y en San Cristóbal también aprendió a transformar piedras, a inyectarles vida animal, con solo mirar una lechuza cargada por un joven de la calle. Se desafió a sí mismo y dijo "Yo hago eso". Buscó un cuchillo y un destornillador y entre golpes fue moldeando hasta lograr la figura del animal. Y así continuó con ardillas, tortugas, monos, hasta que completó un zoológico.

Instrumentos musicales como el arpa, el cuatro, guitarras e incluso desnudos que logró tallar. Los turistas italianos, franceses y portugueses valoraron sus obras y se convirtieron en sus compradores habituales.

La crisis en Venezuela y la llegada del nuevo coronavirus lo hicieron regresar a Cúcuta, dejando atrás a sus amigos, el taller de talla de piedra y las cuadras donde solía cantar música llanera.

En esta franja fronteriza partió de cero. Alquiló una casa en la zona industrial que le sirve, el primer piso, para almacenar las piñas que le traen de Lebrija, Santander, y ocasionalmente invitar a un grupo de jóvenes venezolanos que lo acompañan cuando canta 'El cardenalito' o ' Para ti 'del famoso Reynaldo Armas.

Llega Jorge González con las maracas, Omar Ordóñez con el arpa y Ricardo Durán, con el cuatro. Allí en ese negocio, vendiendo piñas y guarapo, alegra la zona y calienta la garganta para que no se 'oxide'.

Su negocio no pasa desapercibido porque un barril gigante decorado en madera tallada, en forma de piña, invita a detenerse. El año pasado, mientras se refugiaba en casa, cristalizó la idea de la piña gigante. Buscó palos de escoba y les dio la forma de los 'ojos' de la piña. Tuvo todo el tiempo necesario para pulir, hasta que montó 'la cáscara' del termo donde pone el guarapo.

Se siente atraída por su clientela, con su genio que se refleja en las decoraciones que realiza con la piña que utiliza como base para transformarla en animales o decorarla según la ocasión. Tiene todas las herramientas que le ayudan a sacarle el máximo partido y trabajar con la mera estructura.

Lo han contratado para eventos especiales donde hay un buffet y recrea la mesa con patillas, dándole formas de botes, donde las fresas y el mango juegan un papel preponderante.

Jairo García fue amañado en esta tierra que él considera la prometida, porque de aquí salió y regresó donde está dando rienda suelta a su alma artesana, la que explora con su voz y sus manos.

Gracias por calificar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todo el contenido y beneficios en http://bit.ly/SusificacionesLaOpinion 

Los platos que quieres probar. Consejos de cocina. Restaurantes que no te puedes perder y más.